sábado, 21 de febrero de 2009

La última vez...


Muchos cuentos se han iniciado recordando que siempre hubo una vez. Ninguno se acuerda de las últimas veces. Hay últimas veces individuales y colectivas. Hay últimas veces para siempre y últimas veces que después resultan ser farsas de últimas veces, porque vuelven a ocurrir como si en realidad nunca hubieran sido últimas.
Hay últimas veces concientes, partidas dolorosas que encuentran en las lágrimas sobre la mejilla la indeleble tinta de lo que ya no volverá a ser, gotas tibias que devuelven las sensaciones originarias del miedo a encontrarse a oscuras, solo, cayendo al abismo en un sueño, o hacia los fondos de un río desafiante que no muestra aquello que oculta en profundidad de su lecho.
Hay otras últimas veces que tiñen de silencio la escena, plasman de tranquilidad el todo porque en realidad ya no queda nada después de lo último que se aleja. Lo último es capaz de volar, es indefectiblemente una distancia que deja se ser cuantificable, es sólo el inicio del recuerdo, el comienzo de algo que se vuelve nostálgico porque empieza a convertirse en memoria.
Una vez fue la última que nos subimos a la casita del árbol, aunque se trata de aquellas últimas veces no tangibles que se hacen presentes recién como tales cuando el cuerpo y la mente dejan de ser lo que éramos y otros subidos a la casita comienzan a llamarnos usted.
A veces la última vez se hace presente desde la memoria colectiva, desde las risas, el llanto o los abrazos. La anécdota, por ejemplo, es un ejercicio inútil de resistencia a la última vez, aunque no así la música que en más de una ocasión ha logrado doblegar a las porfiadas y obstinadas últimas veces. Una canción valiente siempre será canción nueva decía un poeta y tenía razón, aunque también es cierto que muchas canciones han vuelto indisoluble el recuerdo de la última vez haciéndolo más último aún, si cabe la redundancia.
Hubo últimas veces que cerraron las heridas, otras que las abrieron, últimas veces que significaron el fin, y otras que representaron el comienzo de algo nuevo.
Últimas veces al fin y por fin. Como estas palabras que se deciden a cerrar esto ahora, en la única y última vez de una fecha como todas, y como ninguna.

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